sábado, 14 de abril de 2018

ANTOLOGÍA POÉTICA

CANCIÓN PARA ESE DÍA

He aquí que viene el tiempo de soltar palomas 
en mitad de las plazas con estatua. 
Van a dar nuestra hora. De un momento 
a otro, sonarán campanas. 
Mirad los tiernos nudos de los árboles 
exhalarse visibles en la luz 
recién inaugurada. Cintas leves 
de nube en nube cuelgan. Y guirnaldas 
sobre el pecho del cielo, palpitando, 
son como el aire de la voz. Palabras 
van a decirse ya. Oíd. Se escucha 
rumor de pasos y batir de alas. 



LOCA 

La noche, que siempre es ambigua, 
te enfurece-color 
de ginebra mala son 
tus ojos unas bichas. 
Yo sé que vas a romper 
en insultos y en lágrimas 
histéricas. En la cama, 
luego, te calmaré 
con besos que me da pena 
dártelos.Y al dormir 
te apretarás contra mí 
como una perra enferma. 



LA VIDA A VECES

La vida a veces es tan breve
y tan completa que un minuto
– cuando me dejo y tú te dejas –
va más aprisa y dura mucho.

La vida a veces es más rica.
Y nos convida a los dos juntos
a su palacio, entre semana,
o los domingos a dar tumbos.

La vida entonces, ya se cuenta
por unidades de amor tuyo,
tan diminutas que se olvidan
en lo feliz, en lo confuso.

La vida a veces es muy poco
y tan intensa -si es tu gusto-
Hasta el dolor que tú me haces
da otro sentido a ser del mundo.

La vida; luego, ya es nosotros
hasta el extremo más inmundo.

Porque quererse es un castigo
y es un abismo vivir juntos.




AÑOS TRIUNFALES

Media España ocupaba España entera
con la vulgaridad, con el desprecio
total de que es capaz, frente al vencido,
un intratable pueblo de cabreros.

Barcelona y Madrid eran algo humillado.
Como una casa sucia, donde la gente es vieja,
la ciudad parecía más oscura
y los Metros olían a miseria.

Con la luz de atardecer, sobresaltada y triste,
se salía a las calles de un invierno
poblado de infelices gabardinas
a la deriva bajo el viento.

Y pasaban figuras mal vestidas
de mujeres, cruzando como sombras,
solitarias mujeres adiestradas
—viudas, hijas o esposas—

en los modos peores de ganar la vida
y suplir a sus hombres. Por la noche,
las más hermosas sonreían
a los más insolentes de los vencedores.

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